El odio al colesterol está extendido por toda la población.
Pero, ¿sabíais que no todo es malo? Hay dos tipos de colesterol, bueno y malo.
A continuación voy a intentar explicar cada uno de ellos para aclarar esta
situación:
El primero del que voy a hablar es el colesterol de densidad
baja (LDL), este es el odiado colesterol malo, que obstruye las arterias, ya
que se acumula en sus paredes. Un exceso de este colesterol (producido por el
consumo excesivo de grasas animales, el hábito de fumar, el sedentarismo, etc)
aumenta considerablemente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Pero también existe el colesterol bueno o de densidad alta
(HDL) que lo genera nuestro propio cuerpo y realiza funciones necesarias para
vivir, como por ejemplo, recoger el colesterol malo y devolverlo al hígado.
Estas son lipoproteínas de alta densidad, que contienen muchas proteínas y poco
colesterol y fosfolípidos.
Así que si su médico le dice que tiene “colesterol alto”, se
está refiriendo al malo, y debería cambiar algunos de sus hábitos de vida para
reducirlo.
También decir, que el colesterol tiene muchas funciones en
nuestro organismo, por eso es tan necesario. Algunas de ellas son: es esencial
en el metabolismo del calcio, ya que es precursor de la vitamina D, también es
precursor de hormonas sexuales, hormonas corticoesteroidales, sales biliares y
balsas de lípidos.
Los valores normales de colesterol serían entre 35-55 mg/dl
de HDL y entre 100-115 mg/dl de LDL, si sus valores no se ajustan a estos
consulte a su médico.
Muchas gracias por leer este blog, ¡un saludo!
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